Hoy comparto con Ustedes la historia de Josefh y el barrilete, cuyas analogías resultan útiles para emprendedores y creativos.
Josefh era un niño que vívia en un pueblo llamado Naqvi, en lo bajo de un imponente cordón montañoso. El pueblo Naqvi se caracterizaba por ser una zona ventosa, sobre todo en aquellos caseríos que estaban más alto en la montaña. Es por eso que una de las costumbres del pueblo era «volar barriletes» desafiando los fuertes vientos e intentando decorar aquellos cielos inalcanzables en lo alto de la montaña.
Josefh tenía la ilusión de CREAR un barrilete que supere a los demás, que llegué dónde ningún barrilete había llegado y que pueda soportar los fuertes vientos de la parte alta de la montaña. Asi fué que observando el cielo limpio de la alta montaña donde sólo las águilas volaban, se le OCURRIÓ un barrilete que imite la forma de las alas del ave, ya que de esa forma quizás podría volarlo por dónde nadie antes lo había hecho. Ese mismo día hizo un dibujo del barrilete y una lista de materiales, rompió el chanchito ARRIESGANDO sus ahorros para INVERTIR en su IDEA y fue a comprar rápidamente los materiales.
Al día siguiente el barrilete de Josefh, con forma de águila, ya estaba terminado. Con lo cual salió MOTIVADO para ponerlo a prueba. Cruzó la zona del pueblo donde el cielo estaba repleto de barriletes y comenzó a subir la montaña, donde solo las águilas volaban.
Una vez en la montaña, estiró el hilo, midió el terreno, testeó el viento y comenzó a correr sosteniendo con sus manos el hilo del barrilete. A medida que aceleraba el barrilete se movía como queriendo despegar, subía, bajaba, subía un poco más, bajaba… y de a poco el barrilete iba tomando vuelo.
Josefh diose cuenta que necesitaba más viento para hacer volar su barrilete, que por más que el corriese y corriese, necesitaba del viento para que el barrilete llegue a lo más alto del cielo. Así fue que subió más la montaña, llegando a la cima, donde los vientos eran muy fuertes y solo las águilas volaban..
El viento comenzó a soplar y antes de que el niño comience la carrera el barrilete ya estaba a diez metros sobre la tierra; sin embargo era tan cambiante el viento que Josefh necesitaba MEDIR la intesidad para ACOMPASAR el movimiento del barrilete y que éste no vuele para cualquier lado. El hilo comenzó a tirar y no bastaba sostenerlo con una sola mano, necesitaba hacerlo con las dos y por las dudas y siendo PREVISOR, amarró el carretel a una roca. Lo último que deseaba era perder su barrilete…
Le resultaba muy difícil correr en la cima de la montaña, donde el viento era muy fuerte y dónde nunca nadie había intentado remontar un barrilete. Sin embargo el MIEDO lo MOTIVÓ a seguir a pesar de que el barrilete se movía para todos lados.
Descubrió que para volar un barrilete primero hay que remontarlo y que es más fácil hacerlo donde hay mucho viento, a pesar de que allí se corre más riesgo de perderlo.
Aprendió que volar un barrilete no es una acción aislada sino un una acción constante, en la cual hay que SENTIR el viento para AJUSTAR el hilo en función de la intesidad y la dirección el aire y de esa forma poder tener CONTROL del barrilete.
Se dió cuenta que el hilo que SOPORTABA el barrilete debía ser más ancho y fuerte ya que en los cielos de la montaña los vientos eran muy intensos y que el barrilete volaría más alto en función de la RESERVA de hilo que tenía en el carretel.
Josefh se sentía feliz de haber ADAPTADO un barrilete a los fuertes vientos, simplemente MEJORANDO los barriletes clásicos existentes APROVECHANDO la IDEA que había llegado a él OBSERVANDO el cielo y las aves; EXPLORANDO…
Se preguntaba si esa idea había llegado a él por casualidad o si era mérito suyo por haber OBSERVADO el cielo vació tan detenimadente, ya que cuando la idea «apareció» él no estaba pensando en nada… al menos no en forma conciente. Simplemente miró el cielo donde no había otros barriletes.
Días más tarde, otros niños copiaron su idea y al cabo de unas semanas todos los niños volaban barriletes en la zona alta de la montaña; fue en ese momento que Josefh alzó más su mirada y volvió a mirar el cielo vació…